La construcción industrializada y las viviendas prefabricadas cada vez tienen mayor demanda en España. La construcción de casas prefabricadas no ha dejado de crecer en nuestro país y su demanda ha aumentado considerablemente en los últimos años, más aún si tenemos en cuenta el auge provocado desde la pandemia de la Covid-19.

Según diferentes estudios, desde 2015 hasta 2019 el interés por edificar casas modulares se multiplicó por cuatro y, tras la pandemia del 2020, se estima que el aumento de solicitudes y compras sobrepase el 300% de las cifras habituales. Todos los expertos afirman que el confinamiento ha supuesto un gran impulso para las viviendas prefabricadas, aunque independientemente de ello, en los años previos este modelo de construcción ya había experimentado un impulso importante. Igualmente, todos coinciden en señalar a la industrialización como el futuro de la construcción.

Esto se debe principalmente a algunas de las grandes ventajas de este tipo de construcciones como son la reducción en los plazos de entrega, así como la posibilidad de personalización, el control de costes, la sostenibilidad y eficiencia energética.

 

Historia de las viviendas prefabricadas

La industrialización en el sector inmobiliario no es algo nuevo. De hecho, se remonta al siglo pasado. Sin embargo, en la actualidad este modelo de construcción ha llegado al sector residencial después de probarse con éxito en sectores terciarios.

El origen de las casas prefabricadas se da a en el siglo XX en Estados Unidos y Canadá. La popularidad de estos inmuebles debido a sus múltiples ventajas viajó de boca en boca hasta desembocar en Europa, triunfando principalmente en Inglaterra y Francia y ahora en nuestro país.

Las zonas frías del norte y del interior de España son las más propensas a decantarse por este tipo de casas, pero no son una excepción, ya que cada vez se están popularizando más en todo el territorio nacional.

 

Construcción industrializada en España

Como hemos avanzado, en los últimos años la búsqueda de proyectos más sostenibles y eficientes, así como la necesidad de reducir los costes y asegurar los plazos de construcción, ha llevado a muchos arquitectos, constructoras y promotores españoles a incorporar sistemas constructivos industrializados.

Un sistema industrializado aporta numerosos beneficios para todas las partes involucradas en el proceso de construcción, desde la constructora, hasta el usuario final de la vivienda.

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